miércoles, 18 de junio de 2008

EN LA TRASLACIÓN DE LOS RESTOS DE LA SIERVA DE DIOS MADRE MARÍA SARA DEL SANTISIMO SACRAMENTO Y SIERVO DE DIOS ENRIQUE ALBERTO

Aquí estamos Señor desbordantes de gozo, porque tú nos has llamado, pues todo está inmerso en los planes de tu Divina Providencia y todo lo gobiernas con vigor y suavidad (Sab 8,1).

Nos embargan sentimientos de alabanza, de acción de gracias, de adoración, de gratitud ya que ciertamente es un día señalado, un hito en la historia de la Congregación.

Día venturoso de cielo en el destierro, reflejo de aquel solemne día en que en tu presencia y entonces no encubierto te veremos cara a cara, como celebramos este don en tus Sierva María Sara y en tu Siervo Enrique Alberto y que proclamamos esta tarde en la traslación de sus restos mortales a la casa de sus entrañas en donde nace, crece y florece la vida, en ese eterno presente que eres Tú Señor Tres veces Santo.

¡Proclamamos Oh Dios de infinita Bondad tu Santidad!

Con corazón humilde,

Reconocemos con el Salmista que has estado grande con nosotros y estamos alegres.

Reconocemos que Tú eres el Artífice de la Santidad y que la vida de nuestros Fundadores estuvo asistida por tu luz esplendorosa (Jn 1,9).

Reconocemos que esta experiencia ha sido y es como un inmenso baño de gracia para la Congregación en familia Dominicana y en Iglesia, que esta experiencia ha sido y es como una bocanada de esperanza y como un canto de gratitud que sube muy unido al Magníficat de Nuestra Señora.

Reconocemos como parte de la misión de la Iglesia aquella seriedad de estos procesos de la Causa de los Santos, porque obrando así quiere nuestra Madre que la piedad de sus hijos, tenga un suelo sólido.

Gracias a todos por estar aquí, gracias por su presencia, gracias por las hermanas y los que están lejos pero en su corazón viviendo este momento. Qué bueno que estemos aquí para alabar y glorificar a Dios. Cristo vive en sus Santos, con su misterio pascual “Viene a nosotros” “Viene en el Nombre del Señor” a las generaciones siempre nuevas en el misterio de su paso pascual a través de nuestra historia.

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